domingo, diciembre 10, 2006


Un desencuentro podría ser
tan evidente como una derrota
el paso final
que arranca todo beso de mi boca
y la rúbrica desencantada sobre la piel.

Un desencuentro podría ser
punto amorfo al desafío,
estallido indestructible del abismo
donde queda suspendido el ideal.

Un desencuentro podría ser
punto final.
Punto final.
.
Mt.

jueves, noviembre 23, 2006


Dice Mario Benedetti al comienzo de "Laberintos":

"De todos los laberintos
el mejor es el que no conduce a nada
y ni siquiera va sembrando indicios
ya que aquellos otros
esos pocos que llevan a alguna parte
siempre terminan en la fosa común."

El vivir diario, es un laberinto planificado. Hemos delimitado el tiempo con barreras fijas que separan minutos y horas, meses y años... Nos movemos dentro de estos parámetros con la intuición amorfa que nos da la materia de la que estamos hechos, y su brevedad que nos mortifica. ¿Cómo dejar de recorrer las sendas que se prolongan desde nuestros pies al infinito? Donde termina mi paso, ¿comienza la eternidad?
No, imposible. Eternidad significa permanencia. Existencia de siempre, antes de mi, después de mi. Quizás el que mi ser es perentorio sirve de contraste, da la perspectiva al resto como contrapartida. Pero se cae de pronto en un torbellino sin fondo, donde la rueda del pensamiento gira incongruente y sólo se llega al fondo para anotarse el golpe del desconcierto.

Ella caía muchas veces en una especie de nostalgia silenciosa. Buscaba entonces la soledad donde ocultarse, aquella de la que era casi imposible sustraerla... Y divagaba en todas estas ocurrencias que como un cesto de flores, de pronto, su subconsciente le regalaba.
Querer ser parte eternidad, es la única vía que ratifica su presencia, pero sabe que no todos creen en ese paso de la materia al espíritu, y si este último se alimenta de los impulsos desencadenados durante la existencia, y muere por esa inanición con que la trata el no creyente... Qué son pues los no creyentes en este increíble laberinto? Cierra sus ojos e imagina. Se ve de recién nacida en el centro del laberinto... Y ve metas en algunos de los angostos pasadizos a las que ha ido llegando. Enfoca su visión, desde más lejos. Apenas perceptible ahora, queda oculta entre las altas pareces y el laberinto parece suspendido en la gran nada. O el gran todo. Eso, se dice, eso es la eternidad. No hay que buscar salidas. Cree comprender de pronto que no importa lo que se piense, ni lo que se haga. Allá en aquel punto de su imaginación donde el gran laberinto se pierde en la nada, allá, está la eternidad.

Mt.

domingo, septiembre 24, 2006

Folleto para imprimir

Exterior- Contraportada y Portada. Doblar en dos sobre el centro.

Interior del folleto



Hay un alma

rondando mi vivencia,

una cierta postura

apoyada en mi conciencia.

Nunca queda

al olvido relegada,

y me habla

sin gritos ni estridencias.

Es concreta,

en impulsos que me diera

y es perenne,

en las formas que tomara.

Y si acallo su murmullo,

se incomoda...

Y me molesta!

(Que aunque mía

en su momento,

me coarta

a su manera.)

*

Cuantas veces

enfrentadas,

porfío en la defensa

de elecciones personales

y las modas que se llevan.

Mas al poco,

y de cara a su presencia

ríndome en abjuraciones

a los pies

de mi conciencia.

Mt.




martes, septiembre 12, 2006




Se prolonga un instante de dolor.

Como la arena corrediza
entre los dedos de un dios
obstinado en detener
el tiempo en su miseria.

Se propaga el cansancio,
la tensión y la fatiga.
Y la frente se me postra,
agota, compungida.

Hay finales predecibles
para toda historia, sin vivirla.

Y un hondo lugar donde se quedan
las rutas nunca andadas,
por frustradas, incumplidas.

Pero todo,
mundo, tiempo,
humanidad, dolor y vida
toman formas indecibles
desde guerras,
donde el odio
es quien domina.

Hay instantes de dolor.
Y dolor, que se eterniza.

Mt-06


domingo, septiembre 10, 2006



Muda en su intención,

la voz se postra.
Calma impera

y aplaca la sed de la conciencia.


Y no hay hambre entre las bocas

ni luz conmovedora,

por sernos lo que son e invaden,

por dar en la impaciencia

su demora.


Alójate sobre la desnudez,

si es que la encuentras,

de la voz desposeída del instinto

que ya todo lo que fuiste

fue olvidado,

y enterrado queda hoy

bajo tapas de algún libro.


Muda boca.

Cero celo.

Dios heraldo.

*
No se acabará la noche

por huirle a la mañana,

ni la luz del amanecer

robará los deseos del instinto.
Pero enmudecidos quedan

y la oscuridad se ahoga

en el pozo de ambiciones

que vislumbra.


Toda luz

toda estirpe,

toda cuna,

bien llegada sea

al cobijo de la aurora.


*

Vuelo en solitario

hasta vislumbrar tus ojos;

la vida se me planta

y caigo en picado.


***
Con el peso de la fe que me encadena

a ese ruido de la voz de la conciencia

(y su carga de justicia e ideales),

se me rompe en mil pedazos la entereza

y me someto, derrotada, a mi condena.


Habrá Dios, que por serlo, a mí atormenta;

habrá milagros, que regala y habrá ofensas...

Y en la dicha de lo hallado

y en duelo de lo ido

queda Dios, mudo y callado

como simple espectador

de mi quebranto.


Si será que su mano me ha dejado

o quizás, que en mi ego, me he perdido...

Tiemblo mansa,

grito furia, mas no acabo...

Acusando la fatiga de mis dudas.
¡Ay! Mi Dios...

¡Al asalto está la vida!


-Mt-

lunes, septiembre 04, 2006

N.Y.


Una mole creciente de fachadas.
Avenidas anchas... Calles estrechas.
Un mundo de almas
atrapadas tras mil puertas.
Dolores acallados
bajo el rugido de ruedas.
Y hombre que se visten
de trajes-hábitos
de rituales... Por monedas...

Un aire cargado
de fricción interna.
Y todos, respirando...
infectados, contagiados
del mal de la ciudad
que todo aqueja.

Mt.


Desde la profundidad del vientre
asciende la voz:

Un estertor
rompe la calma.

Habría que ser de piedra
para acallar el dolor
de tanta humanidad
masacrada.

Pero ni la roca dura,
ni el frío rincón
del claustro soñoliento,
consiguen acallar
la lucha desencadenada
entre pueblos que pretenden
saber del dios
que reina sobre la nada.

Mt.

jueves, junio 08, 2006

"Quien con monstruos lucha
cuide de no convertirse a su vez en monstruo.
Cuando miras largo tiempo a un abismo,
también éste mira dentro de ti."

FRIEDRICH NIETZSCHE


***

Me vendaré los ojos
por no mirarle.

Tiemblan mis emociones
soy tan mudable!
Sudan mis manos mudas,
calla mi hambre.
Me vendaré los ojos
por no mirarle.

Tantos monstruos alados,
tantas hadas farsantes...
Miro con ojos tristes
en sus desaires.

Hay que tornarse en piedra.
Hay que reinventarse...
Pasar los días turbios
sin homenajes.

Bajo párpados ciegos,
sombras de monstruos
llenan los aires.

Mt.

miércoles, junio 07, 2006


Hay grietas en el alma

donde cae, a veces,
en picado la alegría.

Profundas, oscuras,
delicadas...
Variantes desniveles,
perforantes
fisuras de carácter
que se abrieron
con la vida.

Pero mira,
¡ay! ¡Asombro!
Aunque duelen...
son tan mías!

Mt.

domingo, junio 04, 2006

Me descompongo...

Como el cristal
quebrado en añicos,
destrozado...

El bullicio del día
enmudece verdades
que la noche resucita;
y es entonces
que se acallan las voces
y cesan las risas...

Como un cristal quebrado,
mi espíritu... Temblando,
confronta la vida.

-Mt-


Alguna vez, al llegar del amanecer
y recibir la generosidad que se vislumbra
en las luces de la aurora,
puede, hasta el más imbécil,
llegar a presentir su poca importancia.

Y sin embargo,
aquí y ahora,
la importancia de quien lee,
es la que valida
la presentación de cualquier idea.
Mt.


A Solas...

En la oscuridad predomina
el olor de mis miedos.

El color de mis extravagancias,
la lucha desde dentro.

Como se pasa el instante?
Como se pierde el cimiento?

La intimidad solitaria,
vislumba lo que oculta el deseo.

Mt.