Muda en su intención,
la voz se postra.
Calma impera
Calma impera
y aplaca la sed de la conciencia.
Y no hay hambre entre las bocas
ni luz conmovedora,
por sernos lo que son e invaden,
por dar en la impaciencia
su demora.
Alójate sobre la desnudez,
si es que la encuentras,
de la voz desposeída del instinto
que ya todo lo que fuiste
fue olvidado,
y enterrado queda hoy
bajo tapas de algún libro.
Muda boca.
Cero celo.
Dios heraldo.
*
No se acabará la noche
No se acabará la noche
por huirle a la mañana,
ni la luz del amanecer
robará los deseos del instinto.
Pero enmudecidos quedan
Pero enmudecidos quedan
y la oscuridad se ahoga
en el pozo de ambiciones
que vislumbra.
Toda luz
toda estirpe,
toda cuna,
bien llegada sea
al cobijo de la aurora.
*
Vuelo en solitario
hasta vislumbrar tus ojos;
la vida se me planta
y caigo en picado.
a ese ruido de la voz de la conciencia
(y su carga de justicia e ideales),
se me rompe en mil pedazos la entereza
y me someto, derrotada, a mi condena.
Habrá Dios, que por serlo, a mí atormenta;
habrá milagros, que regala y habrá ofensas...
Y en la dicha de lo hallado
y en duelo de lo ido
queda Dios, mudo y callado
como simple espectador
de mi quebranto.
Si será que su mano me ha dejado
o quizás, que en mi ego, me he perdido...
Tiemblo mansa,
grito furia, mas no acabo...
Acusando la fatiga de mis dudas.
¡Ay! Mi Dios...
¡Ay! Mi Dios...
¡Al asalto está la vida!
-Mt-
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