Hay un alma
rondando mi vivencia,
una cierta postura
apoyada en mi conciencia.
Nunca queda
al olvido relegada,
y me habla
sin gritos ni estridencias.
Es concreta,
en impulsos que me diera
y es perenne,
en las formas que tomara.
Y si acallo su murmullo,
se incomoda...
Y me molesta!
(Que aunque mía
en su momento,
me coarta
a su manera.)
*
Cuantas veces
enfrentadas,
porfío en la defensa
de elecciones personales
y las modas que se llevan.
Mas al poco,
y de cara a su presencia
ríndome en abjuraciones
a los pies
de mi conciencia.
Mt.
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