Se prolonga un instante de dolor.
Como la arena corrediza
entre los dedos de un dios
obstinado en detener
el tiempo en su miseria.
Se propaga el cansancio,
la tensión y la fatiga.
Y la frente se me postra,
agota, compungida.
Hay finales predecibles
para toda historia, sin vivirla.
Y un hondo lugar donde se quedan
las rutas nunca andadas,
por frustradas, incumplidas.
Pero todo,
mundo, tiempo,
humanidad, dolor y vida
toman formas indecibles
desde guerras,
donde el odio
es quien domina.
Hay instantes de dolor.
Y dolor, que se eterniza.
Mt-06
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